Fiesta principal de la Congregación
Su celebración se fija en los Estatutos el Domingo de Pasión (el Domingo anterior al de Ramos) y sus orígenes se remontan a los primeros tiempos de la Congregación. El Papa Inocencio XII concedió, dos años después de aprobados sus primeros Estatutos, el día 1 de agosto de 1691, una Bula de Indulgencia perpetua a la Ilustre y Venerable Congregación de Jesús Nazareno, en la que señala como condición para ganarla la comunión el día de la fiesta principal y el del día de la Ascensión del Señor.
Más adelante la reglamentación de la cofradía desciende al detalle de regular cuántas velas se colocarán y dónde en el día de la Fiesta. Es curioso como en el artículo 6º del Capítulo II de los Estatutos aprobados el 22 de Enero de 1900, se indica: “El Domingo de Pasión será la fiesta solemne, con sermón y exposición de Jesús Sacramentado, hasta por la tarde, en que se reservará. El altar tendrá puestas ciento ochenta velas de media libra, todas de cera, no permitiéndose las de esperma más que en las arañas y eses de hierro de las columnas. El de Jesús Nazareno tendrá por lo menos diez y ocho velas de media libra.” En dichos Estatutos también se señala que “En el día de la festividad, aunque sin carácter obligatorio, deben de concurrir en corporación todos los hermanos, por ser esta solemnidad una de las principales de ella.”
Es tradición inveterada que el día de la fiesta, en el que la Congregación recibe a diferentes autoridades religiosas- como el obispo- y civiles, o a representantes de otras Hermandades y Corporaciones, exista un convite. En los citados Estatutos de 1900 se indica: “También es costumbre, pero que no obliga, y que se puede respetar o suprimir, tener el día de la fiesta, en la Sala de Juntas, algunos dulces, pastas, vino y cigarros, para obsequiar al orador, celebrantes y principales invitados”. Ni que decir tiene que la costumbre, que es ley, se respetó.