Ilustre y Venerable Congregación de Jesús Nazareno y Santo Entierro

Semana Santa 2020 en tiempos de confinamiento

La Junta de gobierno de la Congregación queremos tener un signo de comunión, que también es comunicación presentando una serie de recursos gráficos para que podamos celebrar los misterios de la Pasión Muerte y Resurrección del Señor en estos momentos difíciles y de confusión en los que nos encontramos. Cinco documentos que describen brevemente los misterios que nos vamos a enfrentar y nos ayude a orar en nuestros hogares.


DOMINGO DE RAMOS

Iniciamos la Semana Santa en este año en que la pandemia nos exige la penitencia de quedarnos en casa, lo que es una ocasión de unirnos al dolor de cuantos más directamente sufren y atienden esta emergencia mundial.

Desde nuestra Congregación de Jesús Nazareno y del Santo Entierro vamos a dar una breve ambientación histórica y litúrgica del día, con una breve oración para así unirnos a la oración de toda la Iglesia en la celebración de la Eucaristía que podremos seguir por los distintos medios de comunicación.



Sentido litúrgico del día


El Domingo de Ramos es el pórtico de la Semana Santa, pórtico bajo el que hay que pasar para seguir caminando hacia la Pascua. La misa solemne comienza con la lectura del Evangelio de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Todos los evangelistas nos narran este episodio, lo que indica su importancia para comprender el misterio de Cristo. Luego se bendicen los ramos y se inicia la procesión.

El origen de esta procesión se remonta por lo menos al año 383. Desde esta fecha la Iglesia de Jerusalén organizaba una procesión en la que se invitaba a todos los peregrinos que estaban en la ciudad a ir desde Betania a Jerusalén, llevando ramos en sus manos en recuerdo de la entrada triunfal de Jesús en la ciudad Santa. Esta costumbre se extendió por todo el Oriente. En el siglo VII se introdujo en España y probablemente también en Las Galias.

En Roma, en el siglo V en este domingo se proclamaba solemnemente el relato de la Pasión; y hasta el siglo XII no se menciona en los libros litúrgicos una procesión. Después del concilio de Trento en la Iglesia Latina se juntó lo que se hacía en Jerusalén (procesión de ramos) con lo que se hacía en Roma (celebración de la Pasión). Cada una de estas partes se celebraba con ornamentos de distinto color y con oraciones propias para cada parte.

La reforma litúrgica de la Semana Santa llevada a cabo por el papa Pío XII en 1956 estableció la celebración del Domingo de Pasión el domingo anterior al Domingo de Ramos, aunque en este último se seguía haciendo la lectura solemne de la Pasión.

La reforma litúrgica del papa Pablo VI suprimió el Domingo de Pasión, y dio a este domingo previo a la Pascua el nombre de «Domingo de Ramos en la Pasión del Señor».

Los ramos bendecidos al comienzo de la Eucaristía son el signo de la victoria de la vida sobre la muerte y el pecado.

El tono festivo con el que comienza la Eucaristía se transforma enseguida en un tono grave mediante las lecturas que se proclaman en este día, especialmente con la lectura solemne de la Pasión del Señor.





Oración


Oremos

Acrecienta, Señor, la fe de los que en ti esperan

y escucha las plegarias de los que a ti acuden;

para que quienes alzamos hoy los ramos,

en honor de Cristo victorioso,

permanezcamos en él

dando fruto abundante de buenas obras.





Reflexión


¿Quién ha dicho esas historias, que Cristo este año no sale, si está vestido de blanco, de azul o de verde, en los hospitales?

¿Quién dice que el Nazareno no puede hacer penitencia, si están todos atendiendo a enfermos en las urgencias?

¿Cómo que Jesús Caído no saldrá el Viernes Santo?

Mírale tú en nuestros médicos que caen rendidos, exhaustos, como humildes cireneos ayudando a cada paso: celadores, enfermeras, administradores, codo a codo, sin descanso...